…Ser madre está inscripto en la anatomía de cada
mujer. No tenemos un cuerpo, somos nuestro cuerpo. Desde el primer día
de gestación podemos escuchar de que nos habla con cada cambio, con las mínimas
transformaciones a nivel físico, espiritual y emocional. Al albergar hijos en
las entrañas, las mujeres somos dueñas de muchas claves que escucharíamos con
claridad con solo abrir un poco la oreja
del alma. Debemos escuchar nuestras propias voces, darles autoridad
frente a los prejuicios y dictámenes de la ciencia, la psicología y, a veces,
aun en contra. Es preciso retornar a la naturaleza salvaje, al poderoso
instinto de amor materno.
(Maria Jose Eyras. “La maternidad sin mascaras”)
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