Es un tiempo muy particular, singular, lleno de proyectos y transformaciones rápidas y también de miedos y angustias.
Cuando la futura mamá transmuta sus pánicos en pequeños miedos y los sustos en mensajes y enseñanzas, este tiempo se constituye en uno de los momentos más fecundos de la vida femenina.
Vivir, sentir, percibir los “mensajes de la vida intrauterina “ y permitirse mimos, antojos, siestas, música y caminatas, permitirá que ese tiempo sea de reparación de antiguas y ancestrales heridas.
El embarazo consciente ayuda a reconciliar viejos abandonos maternos y paternos, para preparar nuevos encuentros. El más importante es el del hijo deseado, “ese pequeño maestro” que desde su célula y aún antes de nacer, moviliza y transforma familias; une y desanuda situaciones haciendo vislumbrar un nuevo futuro.
Las mujeres poco a poco piden ser respetadas en un momento donde se juega lo más importante de su vida: su hijo. Piden intimidad, tiempo, respeto, cariño y,
Fundamentalmente, no ser tratadas como números en una rutina donde se pierde la individualidad.
Por eso es importante una preparación integral para el parto, un trabajo interno que las ayude a tener más seguridad y confianza.
La incorporación del futuro padre en la preparación para el parto y nacimiento, las ayuda a “pujar juntos” y le da al hombre recursos para ayudar, integrándose naturalmente a este momento desde un lugar de contención y conocimiento consciente.
La incorporación del futuro padre en la preparación para el parto y nacimiento, las ayuda a “pujar juntos” y le da al hombre recursos para ayudar, integrándose naturalmente a este momento desde un lugar de contención y conocimiento consciente.
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